jueves, 18 de noviembre de 2010

Niñez

Mi niñez la recuerdo con la calidez y cercanía que te entregan momentos verdaderos de paz. Mis dedicaciones habituales eran las que se esperan en un niño casi modelo; jugar, aprender y reir. El medio en el que me desarrollaba con mis hermanos era motivador, pero por sobre todo de respeto. De mí hacia los adultos y de los adultos hacia mí.

No escribiré acerca de los niños violentados sexualmente por adultos, tampoco por aquellos a los que se les entrega una educación de segunda o tercera categoría a causa de su origen socioeconómico (o más aun económico) perfilando a temprana edad el delgado abanico de posibilidades que se avista en su futuro. Dejaré por esta vez de lado aquellos niños que forzosamente cumplen el rol de adultos, llevando a cuestas la mantención económica de su hogar; o los que tristemente han olvidado sus sueños de niñez envueltos en droga y alcohol. Todos estos niños a los que de una u otra forma se les ha quitado su naturaleza más íntima, la pueril que les pertenece por definición, serán una vez más postergados en estas líneas, pero por ningún motivo en mi cabeza. Ellos siguen rondando.

Esta vez me dedico a los niños inmersos en el "conflicto" chileno-mapuche. Olvidemos por un momento que ya están insertos en el sistema escolar chileno y que probablemente se unan al espiral educativo que los llevará a la necesidad de rendir pruebas de admisión universitaria, ingreso a la universidad y obligación de quedarse en tal estatus, a fuerza de créditos "solidarios" y, ojalá, becas inspiradas en la discriminación positiva. Ya han dejado su forma ancestral de ser niños y han pasado a la forma occidental de niñez.

Al ser nuestra sociedad la responsable e instigadora de dicho movimiento, me parece un barbaridad y una acción de violencia absurda, xenófoba e ignorante, el accionar de los portadores del lema "Orden y Patria". Combaten en mi cabeza la figura del Carabinero abrazándose con la gente en celebraciones de año nuevo (es un modelo burdo, lo acepto, y sesgado...pero es lo que hay en mi cabeza), con aquel que es capaz de entrar a una sala de clases, cortar el día a día que tiene un niño y ponerlo a responder preguntas, que en este momento ignoro hacia dónde pueden apuntar, pero me temo que son de caracter de Seguridad Nacional. Cuando esperamos encontrar en un niño soluciones contra el "terrorismo" que asota nuestro país, creo que hemos perdido las bases lógicas fundamentales que rigen el avance cultural y genético del ser humano.

Proteger y asegurar la vida e integridad de las generaciones más jóvenes es equivalente a proteger y asegurar nuestro futuro. Acciones como estas:

http://www.laalternativa.org/nacional/8200

equivalen a un disparo en el pulgar del pie.

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